Ir al contenido principal

A UNA MILLA DE LA REALIDAD

A UNA MILLA DE LA REALIDAD

Carta de un noctámbulo a una chica linda.


Esta noche voy a ser cobarde. He caído ante la amenaza de mis dedos inquietos. Mis dedos locos por presionar cada botón del teclado. Te escribo a ti; a ti que tal vez no leas ni el título de este artículo. Pero te escribo a ti con sinceridad, con esa sinceridad que me invade por las noches silenciosas.

Primero quiero confesar a mis pocos lectores y a ti que si te escribo es porque eres una chica encantadora, preciosa y me gustas mucho. Y ya que empecé con las confesiones, debo añadir que te he soñado. No sabes lo bien que la pasamos, se te veía alegre. Estábamos echados panza arriba sobre el césped de algún lugar inexistente, cantando a viva voz, sin vergüenza de nada, gritando tonterías. Yo te cantaba una canción con gallos y tu cantabas mejor. Nos fumamos algunos cigarrillos, consumíamos nuestras vidas al compás del tiempo, y lo disfrutaba. Era una de esas tardes con las que siempre aluciné. A poco tiempo me di cuenta que estaba soñando. ¡Jolines! Solo era un sueño. De pronto, se me encendió el foquito. Si solo era un sueño, que mas daba, tenia que disfrutarlo. Me lancé sobre tus labios con el coraje que solo puedo tener cuando estoy en sueños. En un beso estampe mis mejores versos sobre tus labios. Y la pasábamos bien hasta que las estrellas se ocultaron y tuve que abrir los ojos.

Pero no te escribo con la intención de contarte mi sueño. Tal vez te parezca aburrido, soso y chabacano. Te escribo con la intención de decirte que aun estoy vivo, que aun respiro y que no me alejé de ti en ningún momento. Te escribo para contarte porque estuve un poco distante en los últimos días. Tuve algunos problemas de salud, algo que me viene cogiendo desprevenido de cuando en cuando. Algo que no prefiero entrar en detalles, confió en que podré salir de esta; y así será. Y si no te doy detalles que no se te pase por la mente ni por un segundo que no confió en ti. Esto que acabo de escribir no lo sabe nadie, y decírtelo, al menos en esta carta que no sé si llegará a tus ojos, es una muestra que aun estoy aquí. No me he corrido como un perro al que le atropellan la pata. Estoy aquí con la misma intención. Con la misma seguridad que te mostré al inicio. Con tu carmín en mi muñeca mientras te escribo. Con las ganas olímpicas de verte, de confirmar, una vez más, que eres la chica loca que me atrae, me gusta. De confirmar que tu puedes ser mi mejor acompañante en la búsqueda incansable de las siete esferas del dragón.

Podría estampar tu nombre por aquí, y agallas no me faltan. Tengo los cojones bien puestos como para hacerlo, pero tal vez te incomode y lo que menos quiero es eso.


Confió en que te  veré en los próximos días, cruzo mis veinte dedos para que así sea. Entonces, espero poder hablar, sin tartamudear. Por lo pronto, quiero que sepas que estas todos los días conmigo, llevo tu ADN entre tu carmín, y tu carmín todos los días en mi bolsillo. Por ahora quiero que sepas que en algún lugar del planeta existe una persona que siembra ‘te quieros’ y ‘te amos’ por si algún día decides cosechar; espero no los dejes marchitar.
SERGIO PATRICIO.

DEDICATORIA:
A cupido, a ver si se hace una.

(escrito el: 23/09/14)

Comentarios