VEINTIDÓS VUELTAS AL SOL Acabo de dar veintidós vueltas al sol. Esto, sin duda alguna, es una hazaña memorable. Hasta aquí hemos llegado, en este viaje inquebrantable, tedioso y azaroso. Hasta aquí he llegado y sería tonto no valorarlo. Han sido veintidós vueltas al sol y mis tripulantes no lo han notado. Esta vez Facebook no les aviso como en la vuelta anterior. Me valen tres cojones, no necesito tantos tripulantes, solo a los necesarios, y ellos aún están conmigo. Han pasado veintidós años desde aquel día en que una enfermera se atrevió a darme una nalgada solo porque nací en silencio, alegando que era parte del procedimiento para bebés que no lloran al nacer. Han pasado la misma cantidad de años y cuatro meses más desde que mi abuela, muy emocionada con mi llegada, comprara muchas ropas color rosa. Ella pensaba que sería mujer y deseaba que me llamara Flor. Que linda mi abuela, como la amo, siento mucho no haber cumplido con sus deseos. Han pasado tantos años, ...
Voy a contarles algunas historias, de esas que no se deberían contar. Voy a escribir lo que dicte el insomnio, lo que susurre el café y lo que inspire la luz de la Luna.