UNA LOCA DEL CARAJO Apenas había pasado la navidad cuando la conocí. Cuando me la presentaron la vi como una niña cualquiera (luego me dijo que no es una niña, que no le gusta que la llamen así), no le tome la menor importancia más que para asuntos netamente laborales. Es preciosa y es una niña, lo tenía claro. Conversábamos poco, ella trabajaba y la notaba muy optimista, lo cual me llamo la atención. Entonces las tropas cambiaron de dirección, la puntería de los tanques, fusiles y metralletas la apuntaban como una nueva víctima de mis historias.Llegó el día 31 de diciembre y al despedirse me dio un abrazo deseándome un mejor año (joder, ¿cómo supo que el año que se va acabando me fue de perros?). Tal vez se me nota, pensé. Y como ya no es de sorprenderme, el destino juguetón que el azar me va construyendo, me volvió a encontrar con ella, esa misma noche. Un abrazo más se sumó a la lista de varios abrazos con ella esa noche. El último fue a las cero horas, en los primeros s...
Voy a contarles algunas historias, de esas que no se deberían contar. Voy a escribir lo que dicte el insomnio, lo que susurre el café y lo que inspire la luz de la Luna.