LOS ENCABRONADOS TIRAPIEDRAS
Me jubilé de la
ardua labor de tirapiedras hace un poco más de un año. Me quedan los recuerdos
como imágenes, fotografías en las que me veo y me doy pena, mucha pena.
Entonces descubro que por muchos años nos han engañado con que somos sapiens
sapiens.
Nos gusta el
alboroto, disfrutamos la bulla como los chimpancés que aun somos. ¿Cuánto hemos
evolucionado? Casi nada, somos unoschimpancés con celular, con laptop, con
televisor y otras modernidades tecnológicas; aun llevamos en la sangre el
disfrute por destruir cosas. De niño disfrutaste de romper algo, lo celebraste
cuando lo hiciste. Creíste ser el mejor cuando golpeaste a un compañero, o
pensaste ser el más viril de tu especie cuando te conocían como el más
mujeriego del colegio o del barrio. No hemos evolucionado nada señores.
Ahora cuando
crees que algo está mal, que no debería ser así porque te perjudica, te
molestas y lo último que se te viene a la mente es hablar, buscar diálogo o al
menos informarte del “por qué” de las cosas. Buscas lo fácil; así que esto no,
ya veráscomo te saco la mierda – piensas. Pensamos que la violencia nos llevará
a lo correcto, al triunfo. Mientras mas violentos nos mostremos, mas valientes
nos creemos. Cuando vemos que somos una buena cantidad de personas nos sentimos
mas seguros, mas temerarios. Joder, tiremos piedras. Cada piedra lo disfrutas
como un orgasmo y luego muy orgulloso de ti llegas a tu barrio y se lo cuentas
a tus amigos: “Puta que brother no te imaginas le lance una piedra a ese tomboconchesumare,
a ese que se creía bacancito pe, y le di vueltas el casco.” Ahora presumes de
tu acto violentista, matonesco, propio de un australopitecos como si fuese un
acto digno de alabanza cuando ni siquiera sabes lo que quieres, cuando te has
dejado guiar por lo que dicen los demás y demostrando una vez mas el poco
cariño que le tienes a tu cerebro has hecho lo que te dijeron que era lo
correcto para conseguir lo que ni siquiera sabes.
El policía
luego del enfrentamiento, se ríe, lo disfruta, acaricia su vara de arena con
mas cariño del que le tiene su esposa. Se levanta el casco, se acerca a su
colega con una sonrisa de conformidad con lo sucedido y le dice: “Puta mare
esos mocosos me han hecho sudar. Pero ni que se sientan tranquilos porque la próxima
les ira peor. A uno quise darle en la nuca pero por poco se me escapó”. Se dan
el lujo de aconsejar a sus colegas para que el golpe sea mas doloroso. Los miro
con pena, si fuesen conscientes de que su vida se resume en dar golpes
obedeciendo a unos cabrones de mala entraña que tienen una billetera mas gruesa
que los estudiantes de una universidad nacional, ¿seguirían cumpliendo su tan mancillada
labor?
Seguimos siendo
unos cavernícolas, con la diferencia que ahora estamos urbanizados.
Existe una cantidad
vergonzosa de estudiantes que luchan por lo que piensan (los dedos me
alcanzarían para contarlos), que están dispuestos a defender con su sangre sus
ideales y a ellos es a los que admiro, a los que respeto por la industria
quijotesca que emprenden. No comparto sus ideas, pero los respeto. Una persona
siempre tiene que asumir el papel del Quijote y nunca el de Sancho (es una pena
saber que hay muchos sanchos en ese casi imperceptible número de estudiantes
universitarios amantes de una huelga que este humilde escritor considera un
fracaso). Lo que me llena de coraje es que la multitud no sepa lo que reclama,
que vaya a la batalla por mera satisfacción de sus aptitudes matonescas. Se me
hinchan los cojones de saber que son pocos los que de veras quieren un cambio
para mejorar, los que con mucho esfuerzo han dado el primer paso. Pero a
ustedes, alos que dije que respeto, les pediría reestructurar el camino.
Dejemos los resentimientos del combate de Angamos y aceptemos que la revolución
universitaria en Chile fue un éxito y sigamos ese camino.
¿Sacar al
rector? No puedo decir que sería lo correcto, porque no sé quién entrara luego,
porque en esas designaciones los estudiantes no tenemos voto. No ganamos mucho sacándolo y
perderíamos si asume el cargo una persona con menos capacidad. Luchemos por la
representatividad del voto estudiantil (voto universal) en la elección del
rector; que esta sea la tarea, que este sea el primer objetivo a celebrarlo.
Y si difieren
de mis ideas, pues bien, antes de escribir nadie me aseguro que todos pensarían
igual que yo, pero si les dejo un consejo de corazón, de pata: No solucionen
las cosas de manera matonesca, no tiren piedras, algún día se arrepentirán
(Cada segundo que pasa en la vida vas construyendo tu historia, lo que contaras
a tus nietos. No manches tu historia pues luego no podrás borrarla, me decía el
viejo Carmelo, que en paz descanse mi buen amigo que siempre lo llevare en la
memoria como el gran maestro que fue). Aun no han visto morir a alguien en
enfrentamientos, sangrando por la cabeza ocasionado por una piedra caprichosa;
no quisiera que vean morir a un familiar o un amigo (que para mí no hay mucha
diferencia, un amigo también es parte de mi familia) en enfrentamiento sin que
usted amigo lector pueda auxiliarlo. Yo he vivido muchos episodios parecidos y
me arrepiento.
Desde estas
líneas compañeros de la facultad de ingeniería Civil, les doy mi total respaldo
a quienes luchan por sus ideales porque ese tipo de personas necesita el mundo,
aquellas que están dispuestas a entregar todo por sus ideas, pero evitemos la
violencia, el léxico de callejón y sobre todo que la gente que los acompañe
vaya sin nada en el cerebro.
PATRICIO MACEDO.
DEDICATORIA:
A todos mis compañeros de la UNASAM.
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