No era un ciego de toda la vida
en algún tiempo vio el brillo del sol y las estrellas,
la Luna ocultarse y venir el día,
y besar los labios de mujeres bellas.
Pero el destino es cruel y le pegó en el orgullo,
la luz se alejó de él y la imagen de todo el barullo
borroso quedó en el pasado,
como un cuadro antiguo de colores falto.
Ya no eran tiempos de fiesta y gloria,
ya la corona le habían quitado al rey.
Sin luz en sus ojos un mendigo miserable se creyó.
Pasó una temporada en el infierno,
que fue el paraíso de una mujer.
Pasó el verano y quedó el invierno
y peor desgracia no pudo suceder.
El frío, cómplice de la soledad,
el aire, amigo del olvido,
y unos labios, que a gritos pedía, piedad.
Pues la piedad en este mundo es utopía
y pasaron mil noches, y llegaron mil días,
y la burla llegó, disfrazada de alegría.
Unos labios coquetos, sonriendo dijeron:
Eres mi amor, te amo, y te quiero,
mas tres horas después, supo que mintieron.
Un batallón comandado por aquella mujer
llegó con misiles, tanques y francotiradores,
mas él, aún herido, recordando a los traidores,
que tiene los cojones bien puestos, les hizo saber.
Hubo un soldado, que se mojó los pantalones,
le temblaban las piernas, como a los maricones,
y, tartamudeando, dejó en evidencia, que es de los cagones.
El soldado era manco, y se atrevió a retar,
mas después de aceptado el reto,
lleno de miedo, a sus maridos fue a llamar.
Nunca cumplió el reto, y él se cansó de esperar.
Los días pasaron, y la innombrable mujer
dijo ser la víctima, se lo hicieron saber.
Dijo no tener la culpa, que eso no debió suceder;
mas el ciego, ya no era ciego, podía ver
y vio el mundo entero, y la luna al anochecer.
Nunca hubo princesas, y nunca lo va haber,
y si lo dijo un tarado, por ser tal, habrá que comprender.
El ciego ha visto, y lo ha visto todo
reaccionó mal, pero a su modo.
Arrepentido está, de haber sido ciego,
y querer a una mujer que hoy le da miedo,
pues en toda su vida no había conocido
mujer mas vil y descarada, en todo sentido.
El ex ciego, va saliendo del infierno,
y en la puerta, un letrero gigante, dice:
"Gracias por su visita, vuelva pronto".
-SERGIO PATRICIO
(11/11/2010)
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