En un país alejado de la cordura, cuyo nombre es preferible no acordarse, había una vez una elección presidencial abarrotada de cantinfladas. Un candidato improvisado. 'El moradito' lo llamaban sus seguidores, un montón de jóvenes despistados que se adjudicaban una inteligencia superior a los que tenían distinta preferencia política. Esos mismos ¿duchos de la política? que pasan más tiempo leyendo las noticias de Facebook que un libro o los diarios de distintas posturas. Esos mismos que confían más en las fanpages de administradores desconocidos, que no dan la cara, que en los diarios. Ese candidato llegó a estar segundo en las encuestas a pesar de su relación cercana con el peor gobierno que me ha tocado vivir. Ya desde entonces la situación se tornaba preocupante. Una candidata joven con pensamientos viejos. 'La rojita', una candidata bonita pero de pensamientos feos. Postula por el Frente Amplio, una agrupación conformada por varios bandos izquierdistas (...
Voy a contarles algunas historias, de esas que no se deberían contar. Voy a escribir lo que dicte el insomnio, lo que susurre el café y lo que inspire la luz de la Luna.